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Yo también estuve ahí

Durante años viví en una relación donde el otro estaba, pero no estaba.
Su cuerpo presente, su mente lejos… y yo, sintiéndome acompañada pero sola.

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Sí, fueron muchos días de espera y confusión.

Viví al lado de alguien presente en cuerpo, pero ausente en alma. Intentando conectar, esforzándome por mantener vivo algo que cada vez dolía más.

Y un día lo entendí: no era falta de amor lo que me hería, sino la falta de libertad interior.

El amor se había vuelto un intento constante por ser suficiente, sostener al otro y no soltar lo que me vaciaba.

Descubrí que no podía cambiar al otro, pero sí dejar de perderme en el intento.

El cambio empezó cuando dejé de buscar su atención y empecé a escuchar la mía.

Me di cuenta de que para sanar tenía que dejar de luchar por ser vista y empezar a verme a mí.

Un proceso de transformación

Compartíamos casa, pero el silencio pesaba más que las palabras.
Compartíamos vida, pero sin verdadera conexión.
Yo sonreía, pero por dentro me sentía vacía, cansada de no entender por qué dolía tanto amar.

 

No fue hasta que comencé mi propio proceso de autoconocimiento y reconstrucción emocional que volví a respirar.
Aprendí a poner límites, a dejar de confundir amor con dependencia, a confiar en mi intuición y a recuperar mi equilibrio.

 

Y entendí que sanar no depende de que el otro cambie, sino de volver a ti sin perderte en nadie más.

De esa herida nació Compartires

Hoy acompaño a personas que, como yo, sienten que aman desde el miedo o la necesidad, y desean aprender a amar desde la libertad y la coherencia.

Personas atrapadas en vínculos, trabajos o dinámicas que las alejan de sí mismas, pero que intuyen que otra forma de vivir —más consciente y enraizada— es posible.

Compartires nació de esa experiencia: como un espacio de claridad, presencia y transformación.
Un lugar donde comprender no solo lo que duele, sino por qué duele.


Porque vivir desde los principios es recordar lo que nunca dejamos de ser: libertad en calma.

Los pilares que sostienen mi vida y este proyecto

  • Claridad emocional — Porque mirar con verdad es el primer acto de libertad.

  • Desarrollo personal — Porque el cambio comienza cuando dejas de girar alrededor del otro y empiezas a girar alrededor de lo esencial.

  • Presencia — Porque cuando habitas tu cuerpo y tu mente con calma, el amor deja de doler.

  • Autoconciencia — Porque vivir desde los principios requiere autoobservación y compromiso con la verdad.

  • Creatividad — Porque compartir lo aprendido también sana: escribir, crear y acompañar son formas de transformar el dolor en conciencia.

Un poco más sobre mí

Amo la palabra, la claridad y los procesos humanos de transformación.


Me formé como experta en dependencia emocional y autoestima con el método de Silvia Congost, y complemento mi trabajo con la sabiduría práctica de los principios universales de Stephen R. Covey.

Desde entonces, acompaño procesos de crecimiento donde mente, emoción y cuerpo se alinean para recuperar lo esencial: la relación más importante de tu vida —la que tienes contigo.

Mi brújula es la coherencia, la ternura, el sentido del humor y la verdad.


Creo que la espiritualidad no es evasión, sino dirección: un modo de vivir con raíces, no con prisas.

Mi propósito

Acompañarte a reconectarte contigo, a recuperar tu dignidad emocional y a vivir desde los principios que devuelven calma, coherencia y libertad interior.

Sueño con que más personas descubran que amar diferente no es amar menos, sino amar con conciencia.
Y que la libertad no llega cuando dejamos de necesitar, sino cuando empezamos a elegir desde dentro.

 

Porque cuando eliges vivir desde tus principios, tu vida vuelve a ser casa, no jaula.

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